viernes, 5 de junio de 2009

CIENTÍFICOS EN ESTADOS UNIDOS PRESENTARON LO QUE DICEN ES LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE IMPLANTES AUDITIVOS

Se trata de un pequeñísimo electrodo que se implanta directamente en el nervio auditivo. El nuevo aparato, según los científicos de la Universidad de Michigan, funciona mejor que los implantes cocleares, que actualmente son la tecnología más moderna.
Se espera que los nuevos implantes ayuden a la gente profundamente sorda a oír con una amplia gama de frecuencias sonoras. Pero hasta ahora sólo ha sido probado en animales, indica el artículo publicado en la Revista de la Asociación para la Investigación en Otorrinolaringología.
PosibilidadesLos implantes cocleares, que se usan desde mediados de los '80, se colocan cerca del nervio que transporta las señales sonoras al cerebro. Sin embargo, estos aparatos están separados del nervio auditivo por una pared ósea, lo cual a menudo dificulta al usuario escuchar sonidos de tono bajo.
"Hoy en día estamos llevando a cabo dos tipos de implantes" dijo a BBC Ciencia el doctor Javier Cervera, del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Niño Jesús en Madrid. "Cuando el nervio auditivo está lesionado o no funciona se están probando implantes en el tronco cerebral, pero todavía no son muy eficaces en seres humanos".
"Así que si el nervio auditivo está integro y funciona bien lo que hacemos para estimular el nervio auditivo es una implantación en la cóclea, las cuales funcionan totalmente", agrega el experto. En experimentos con gatos, el equipo de Michigan logró colocar el minúsculo aparato dentro del propio nervio auditivo de los animales.
Según los investigadores las pruebas mostraron que el implante funciona bien sobre una amplia gama de frecuencias. Los científicos midieron las respuestas cerebrales de los gatos a los sonidos, y compararon los resultados con los de gatos a quienes de les había colocado implantes cocleares.
Los resultados, indican los científicos, demostraron que el contacto íntimo del electrodo con las fibras del nervio logra una activación más precisa de las señales de frecuencias específicas. Esto, afirman, reduce las necesidades de la corriente eléctrica y disminuye dramáticamente la interferencia entre los electrodos cuando éstos son estimulados simultáneamente.
Cinco añosLos implantes cocleares, dicen los expertos, han marcado una revolución para los trastornos auditivos. "Para las personas que no oyen absolutamente nada, los implantes cocleares tienen una eficacia total y absoluta", afirma el doctor Javier Cervera. "Hoy en día estamos operando niños de 8 o 10 meses de edad y son niños que con este implante pueden oír perfectamente y lograr un desarrollo lingüístico completamente normal", agrega. Igual que los nuevos aparatos, los implantes de cóclea son pequeños electrodos que reciben señales de un procesador externo de sonidos. Y están diseñados para estimular el nervio auditivo para producir el sentido de audición. Pero su ubicación, que los separa de las fibras del nervio auditivo por una pared ósea y líquido, es una limitación. Como el acceso a las fibras del nervio se distorsiona, el efecto que producen es como escuchar a alguien detrás de una puerta. Los nuevos implantes, si funcionan exitosamente en seres humanos, podrían ofrecer muchos mayores beneficios afirman los expertos. El nuevo aparato podría beneficiar a los mismos pacientes que ahora son candidatos a los implantes cocleares. Estos son, los profundamente sordos, que no escuchan nada, y los severamente sordos, cuya capacidad auditiva es muy reducida. Los investigadores ahora monitorearán durante dos años la forma como el nervio auditivo se ajusta al nuevo implante. Y si los resultados son positivos podrían comenzar las pruebas en humanos en unos cinco años, afirman.

CIENTÍFICOS EN ESTADOS UNIDOS PRESENTARON LO QUE DICEN ES LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE IMPLANTES AUDITIVOS.

Se trata de un pequeñísimo electrodo que se implanta directamente en el nervio auditivo. El nuevo aparato, según los científicos de la Universidad de Michigan, funciona mejor que los implantes cocleares, que actualmente son la tecnología más moderna.
Se espera que los nuevos implantes ayuden a la gente profundamente sorda a oír con una amplia gama de frecuencias sonoras. Pero hasta ahora sólo ha sido probado en animales, indica el artículo publicado en la Revista de la Asociación para la Investigación en Otorrinolaringología.
PosibilidadesLos implantes cocleares, que se usan desde mediados de los '80, se colocan cerca del nervio que transporta las señales sonoras al cerebro. Sin embargo, estos aparatos están separados del nervio auditivo por una pared ósea, lo cual a menudo dificulta al usuario escuchar sonidos de tono bajo.
"Hoy en día estamos llevando a cabo dos tipos de implantes" dijo a BBC Ciencia el doctor Javier Cervera, del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Niño Jesús en Madrid. "Cuando el nervio auditivo está lesionado o no funciona se están probando implantes en el tronco cerebral, pero todavía no son muy eficaces en seres humanos".
"Así que si el nervio auditivo está integro y funciona bien lo que hacemos para estimular el nervio auditivo es una implantación en la cóclea, las cuales funcionan totalmente", agrega el experto. En experimentos con gatos, el equipo de Michigan logró colocar el minúsculo aparato dentro del propio nervio auditivo de los animales.
Según los investigadores las pruebas mostraron que el implante funciona bien sobre una amplia gama de frecuencias. Los científicos midieron las respuestas cerebrales de los gatos a los sonidos, y compararon los resultados con los de gatos a quienes de les había colocado implantes cocleares.
Los resultados, indican los científicos, demostraron que el contacto íntimo del electrodo con las fibras del nervio logra una activación más precisa de las señales de frecuencias específicas. Esto, afirman, reduce las necesidades de la corriente eléctrica y disminuye dramáticamente la interferencia entre los electrodos cuando éstos son estimulados simultáneamente.
Cinco añosLos implantes cocleares, dicen los expertos, han marcado una revolución para los trastornos auditivos. "Para las personas que no oyen absolutamente nada, los implantes cocleares tienen una eficacia total y absoluta", afirma el doctor Javier Cervera. "Hoy en día estamos operando niños de 8 o 10 meses de edad y son niños que con este implante pueden oír perfectamente y lograr un desarrollo lingüístico completamente normal", agrega. Igual que los nuevos aparatos, los implantes de cóclea son pequeños electrodos que reciben señales de un procesador externo de sonidos. Y están diseñados para estimular el nervio auditivo para producir el sentido de audición. Pero su ubicación, que los separa de las fibras del nervio auditivo por una pared ósea y líquido, es una limitación. Como el acceso a las fibras del nervio se distorsiona, el efecto que producen es como escuchar a alguien detrás de una puerta. Los nuevos implantes, si funcionan exitosamente en seres humanos, podrían ofrecer muchos mayores beneficios afirman los expertos. El nuevo aparato podría beneficiar a los mismos pacientes que ahora son candidatos a los implantes cocleares. Estos son, los profundamente sordos, que no escuchan nada, y los severamente sordos, cuya capacidad auditiva es muy reducida. Los investigadores ahora monitorearán durante dos años la forma como el nervio auditivo se ajusta al nuevo implante. Y si los resultados son positivos podrían comenzar las pruebas en humanos en unos cinco años, afirman.

DEVOLVER LA VISTA A PERSONAS CIEGAS

Hace algunos años, Ed Boyden desarrolló una novedosa tecnología para fabricar células nerviosas sensibles a la luz que, a la larga, quería utilizar en el tratamiento de pacientes, para activar neuronas específicas dañadas por diferentes enfermedades, como algunas formas de ceguera o el Parkinson. Pero Boyden, actualmente neurocientífico del MIT, se está aproximando a su objetivo mucho más rápido de lo que muchos científicos esperaban. Él y sus colegas han publicado recientemente un artículo que indica que la molécula sensible a la luz funciona bien en monos y parece ser segura; y ya ha encontrado una compañía para comercializar la tecnología, centrándose en primer lugar en la retinitis pigmentosa, una enfermedad ocular degenerativa que causa ceguera. El núcleo de la tecnología es la canalrodopsina-2, una proteína sensible a la luz, derivada de las algas. El gen de esta proteína se puede modificar de modo que solo se exprese en tipos específicos de neuronas. Una vez administrada al cerebro o los ojos por medio de la terapia génica, la proteína se deposita en la membrana celular y se abre cuando se expone a la luz. Los iones con carga positiva se desplazan, entonces, hacia el interior de la célula, activando un mensaje eléctrico que se transfiere a la siguiente célula del circuito. La canalrodopsina y otras herramientas similares se utilizan actualmente en todo el mundo en investigaciones que usan animales de laboratorio para estudiar trastornos psiquiátricos y neurológicos, como la depresión, la adicción y la epilepsia, además de funciones cerebrales normales, entre las que se incluyen el control motor y la memoria. En abril, Boyden y sus colaboradores publicaron el primer trabajo que estudia la tecnología canalrodopsina en primates; un paso importante hacia su uso en humanos. "Puesto que la molécula procede de algas, necesitábamos probarla en u animal más estrechamente relacionado con los humanos para ver si dispara una respuesta inmunológica, y para determinar si la iluminación de las células es segura con el paso del tiempo", señala Boyden.Los investigadores utilizaron la terapia génica para expresar la proteína en el córtex frontal de monos macacos y utilizaron una fibra óptica en el cerebro para activar eficazmente el canal. Después de nueve meses, los investigadores no observaron ningún signo de daño o reacción inmunológica que plantease un peligro. Es evidente que es bien tolerada, señala Alan Horsager, director científico de Eos, la empresa de reciente creación de Boyden. No obstante, Boyden advierte que los resultados todavía son preliminares, ya que los investigadores solo probaron la canalrodopsina en dos animales. "Pero proporciona esperanza y un motivo para escalar el estudio a un nivel superior", señala. Horsager está probando la tecnología canalrodopsina en las retinas de ratones, preparándose para desarrollar una terapia génica para la ceguera. Investigaciones previas han mostrado que hacer que las células de las retinas de roedores con ceguera congénita se vuelvan sensibles a la luz puede devolverles una visión rudimentaria. Horsager está trabajando en experimentos similares, administrando el gen de la canalrodopsina a un tipo especifico de célula de la retina en ratones ciegos. Según los resultados preliminares presentados recientemente en un congreso de neurotecnología celebrado en San Francisco, los animales tratados con esta terapia pueden nadar hacia la luz en un laberinto acuático, mientras que los animales no tratados nadan sin rumbo fijo. No está claro qué es lo que ven los animales exactamente, pero los investigadores especulan con que es equivalente a tener solo un tipo de fotoreceptor: uno sensible a la luz azul.